Cine Gay. Películas gays

Crítica de Fireworks, 1947. Corto

Fireworks, corto
Fireworks, corto

El primer corto gay del cine en su fondo y en su forma
Aunque existen otros cortometrajes de temática gay anteriores, Fireworks (1947) puede calificarse como el primer corto gay en su forma y en su fondo, es decir, en su estética y en su contenido.

Se trata de un corto polémico que muestra a un joven que sueña con ser sodomizado y violentado por parte de un grupo de marineros. Su director Anger sería arrestado en Estados Unidos tras la la exhibición pública de su metraje, acusándole de obscenidad. 


El que sea el primer corto gay en su totalidad no quiere decir que Fireworks (1947) sea un buen producto cinematográfico. De hecho, además de contener imágenes que pueden resultar muy duras para el espectador, las escenas están mal construidas; algunos planos no se suceden de acuerdo a las leyes del lenguaje cinematográfico; y todo parece un ensamblaje con falta de coherencia.

Que Fireworks (1947) posea un tono de naturaleza surrealista, como El perro andaluz (1929) de Buñuel, realizado casi 20 años antes, no justifica que los planos no guarden continuidad entre sí, incluso a pesar de ser un sueño, que es en lo que se basa este corto.

Dejando a un lado estos factores cinematográficos, este corto del polémico director Kenneth Anger reune una serie de constantes del cine gay, que tan bien sabrán explotar otros directores como Fassbinder y su película gay Querelle (1982). Me refiero a elementos fálicos presentes a lo largo de todo el metraje con los que se trata de situar al espectador en un contexto de potenciación de la masculinidad biológica. A lo que se puede sumar la estética del joven musculado y de los trajes que realzan el contorno masculino, como es la vestimenta del marinero.

El cortometraje es duro y hasta cierto punto asusta en su forma narrativa. Y es que hay momentos algo desagradables como cuando todos los marineros se lanzan hacia el joven, que no sólo es víctima del sadismo, sino también violencia.

No se le puede negar al cortometraje su carácter experimental, su ritmo de videoclip, su tono fragmentario y su estética Kistch, de la que beberán directores como Pedro Almodóvar o John Waters. Sin embargo, su excesivo tono corrosivo y hasta repulsivo convierten hoy Fireworks (1947)  en una producción que poco tiene que ver con la construcción de la homosexualidad de la última década, que pretende más equipararse en derechos a la heterosexualidad y asumir las diferencias en el contexto de la equidad.

Es decir, Fireworks (1947)  presenta una homosexualidad marginal, de los bajos fondos, muy presente en el primer cine gay de la Historia del Cine, pero por suerte, abandonada a favor de personajes más atractivos y corrientes para el gran público, con los que todo tipo de homosexuales puedan sintonizar y empatizar, sin la necesidad de recurrir a perversiones del inconsciente más oscuro.

Insisto en que el cortometraje es de contenido algo desagradable. Es cierto que reúne planos de gran belleza y erotismo gay, pero también vemos escenas sangrientas, seguidas de un torrente de leche que equiparan al dolor con el placer. Es decir, un tipo de prácticas sádicas que, si bien tienen un público seguidor, no son aptas para todo tipo de personas.

Recomiendo verlo a aquellos que tengan curiosidad por el cine gay de los orígenes. (FRC.)

Felix Redondo